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Dunlop lanza el proyecto Future Race Car Challenge

02/07/14

Dunlop lanza el Future Race Car Challenge, un proyecto de diseño colectivo que estudia el futuro de los automoviles de carreras. Se trata de una ocasión para que aficionados y entusiastas del mundo del motor compartan sus opiniones e ideas sobre el futuro de la aerodinámica, los motores, los frenos y los neumáticos.
Publicaremos entrevistas con los expertos de la industria que sirvan de inspiración a aficionados y entusiastas del diseño y les animen a sumarse al proyecto, a enviar sus ideas y a compartir sus opiniones sobre el futuro del automovilismo. Una vez recibidas todas sus aportaciones, un reconocido diseñador seleccionará las mejores para "dar vida" al diseño final.
Desarrollado por el prestigioso tecnólogo Ian Pearson, el informe sostiene que los coches del futuro podrían estar equipados con potentísimos motores eléctricos y propulsores de inducción de plasma en lugar de motores de combustión interna. Estos propulsores bombardearían con electrones un gas que, a su vez, se transformaría en plasma. Las bobinas superconductoras serían las encargadas de crear grandes campos electromagnéticos para propulsarlo.
Los chasis ultrafuertes fabricados a base de nanotubos de carbono y grafeno proporcionarán estructuras ligeras de gran resistencia y rigidez, lo que incrementará notablemente la estabilidad en las curvas y la maniobrabilidad del vehículo. Algunos coches incluso podrán modificar su forma a demanda durante la carrera, mejorando así la aerodinámica del vehículo. Los ingenieros podrían utilizar geles con capacidad de contracción, como si de músculos se tratase, y aleaciones con memoria capaces de "recordar" su forma original forjada en frío y recuperarla por efecto del calor. Gracias a los futuros desarrollos, los componentes podrían contraerse y expandirse, una cualidad que los ingenieros podrán utilizar para diseñar grandes cambios en los componentes de la carrocería.
Según el informe, los neumáticos podrían emplear materiales controlados electrónicamente para buscar el equilibrio entre un agarre adaptable a cualquier situación y el consiguiente desgaste. Los geles poliméricos permitirían transformar fácilmente componentes cortos y gruesos en otros más largos y finos. Si durante el proceso de fabricación aplicamos millones de tacos microscópicos mediante impresión tridimensional, la superficie del neumático sería reemplazada por nuevas capas a medida que se desgaste. Estas fibras podrían expandirse o retraerse a demanda: máxima extensión si se requiere potenciar el agarre o totalmente replegadas para reducir el coeficiente aerodinámico.
La realidad aumentada será un elemento habitual de la vida diaria en el futuro, según el informe. Con los actuales visores de vídeo (como Google Glass), podemos superponer en nuestro campo de visión imágenes generadas digitalmente. Esto significa que, en el futuro, un espectador podría ver el nombre de un patrocinador en un coche mientras que otro espectador cercano vería el de un patrocinador diferente, en función de sus preferencias personales.
Pero la realidad aumentada no sólo modificará la visión que el espectador tiene del coche, sino que incluso le permitirá competir en la carrera si lo desea. Si esta tecnología se aúna con los videojuegos en línea, el público podría conducir virtualmente con los pilotos reales y otros espectadores en una experiencia increíblemente inmersiva y apasionante.
El proximas décadas podríamos asistir al desarrollo de la "piel activa". Este dispositivo consistiría, esencialmente, en un conjunto de circuitos electrónicos impresos sobre la superficie de la piel, cuya función principal sería la de monitorización médica pero que también podrían conectarse a determinados nervios del espectador para captar y reproducir señales sensoriales de forma que percibiese las mismas sensaciones que el piloto.
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